“...Si un día se perdiera
el mapa de este pueblo,
si la historia borrara el nombre de todas sus ciudades,
podría reescribirse rastreando santuarios.
Porque allí donde hubo un grupo de españoles
tuvo un templo María.
Allí donde latió un corazón, latió por Ella,
por Ella y por su Hijo,
en un único amor y diez mil nombres,
en un solo cariño y cien advocaciones.
...
Ayúdanos, Señora de los mil nombres,
en esta travesía de las almas
que hoy vive nuestra España.
Y no te olvides
de que no hay un rincón en esta tierra
en el que Tú, María, no hayas florecido.”
Fragmento del discurso pronunciado en 1982
por el sacerdote José Luis Martín Descalzo ante el Papa Juan Pablo II.
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