sábado, 2 de marzo de 2019

EVANGELIO VIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

DIA DE HISPANOAMÉRICA

LUCAS 6, 39 - 45

Dijo Jesús a los discípulos una parábola: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame que te saque la mota del ojo”, sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano. Pues no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno. Cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos. El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón, habla la boca».


SEÑOR, ¡qué difícil es ser bueno! Tanto, que tú mismo nos dices que solo hay uno que es bueno: Dios, tú. Conocido por experiencia el egoísmo que nos domina, deduzco que no solo es difícil: es imposible para nosotros. Pero tú has hecho posible ser bueno a tantos santos, comenzando por tu Madre Inmaculada... No soy yo quién para decirte cómo harás para que yo sea bueno. Pero con David te pido con palabras del Salmo Miserere: ¡ Crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme!. 

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