sábado, 13 de febrero de 2021

EVANGELIO VI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 MARCOS 1, 40 - 45

Se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: «Si quieres, puedes limpiarme». Compadecido, extendió la mano y lo tocó diciendo: «Quiero: queda limpio». La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente: «No se lo digas a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio». Pero cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en lugares solitarios; y aun así acudían a él de todas partes.

SEÑOR, si quieres, puedes limpiarme. A mi paso por este mundo, se me van pegando a los pies -y al corazón- el barro del mundo y sus apetencias, que son peor que la lepra. Yo quiero ser limpio de corazón, limpio de vida: no por mis fuerzas, sino por tu gracia y para tu gloria. Sobre todo, sano de espíritu. Pero no puedo olvidar que hace un año el coronavirus comenzaba a extenderse por Europa....¡Dales, Señor, el descanso eterno a quienes murieron en la soledad y la tristeza: ya sufrieron aquí su purgatorio!. 

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