lunes, 10 de diciembre de 2018

40 Aniversario Constitucional. El eje vertebrador de todas las disposiciones de la Carta Magna es la defensa de este gran país que es España.

Estimados y Estimados y apreciados lectores, estamos en las vísperas de la Navidad, en donde en breve, tras la Misa del Gallo, el Verbo se hará Carne y habitará en nuestros corazones. Este año los españoles hemos celebrado con unción el aniversario de nuestra Constitución Española de 1978, antes quienes quieren verla abatida, echando al traste histórico cuarenta años de progreso y bienestar social, por el solo hecho de un cinismo decimonónico bolcheviquizado y una rencorosa intencionalidad ideológica de quebrar la unidad de España como comunidad nacional de convivencia.
Hay que ver con la manía indoctamente extendida, de cambiar España sin consenso, de federarla con irreales decretos, de republicanizarla asimétricamente hasta en los tuétanos de los sentires monárquicos, incluso, anular todo aquel patrimonio cultural, que según algunos populistas seudo ácratas, alientan significativamente con aguas turbulentas, pensamientos inquisitoriales de carácter ideológico o religioso.

El pasado día 6 de diciembre, como en los últimos XL años de monarquía parlamentaria y democracia social, es la efemérides más respetable para los españoles, porque ese día, tras un largo periodo de autoritarismo, los españoles con la mínima beligerancia recuperamos un marco de concordia cívico - social elogiado por otros países, los cuales no tuvieron el don de una Transición política nada halagüeña para la sociedad.
Si esenciales son todas las disposiciones que integran la Carta Magna, el eje vertebrador de todas ellas se basan en la defensa de este gran país que es España, que tras el sagrado juramento a la Bandera, nunca España se vea ultrajada como nación, en su soberanía e independencia, en su integridad territorial y en el ordenamiento constitucional, por lo que es necesario, que desde los hemiciclos de la Carrera de San Jerónimo y Plaza España, Sus Señorías, no hagan perjuro de alta traición y programen el trabajar por España y no contra España para deshacerla como un balcanizado rompecabezas que traería dañinas consecuencias para un esperanzador y mediato futuro.
Finalmente, expresar con profunda emoción, por un lado, un responso espiritual y testimonial para todos aquellos difuntos y familiares, que en estos años les fue quebrado el corazón y el alma al servicio de España y, por otro lado, la Constitución -con sus más y sus menos- es la salvaguarda del futuro de nuestra Patria.

Rafael LEOPOLDO Aguilera 

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