"El que no ama no ha llegado a conocer a Dios, porque Dios es amor", decía Juan el Evangelista, el discípulo amado de Jesús. Juan era el más joven de entre los discípulos y a la hora de su muerte, no murió martirizado como el resto. Autor de su Evangelio y de los escritos denominados como jonáicos, fue el elegido por Jesús junto con Santiago y Pedro para estar presentes en el momento de su transfiguración y como bien se sabe, el único que se postró a los pies de la cruz junto con María y las demás mujeres piadosas.
Cada Jueves Santo recoge el regazo de Jesús en el misterio de su Desencendimiento para entregarselo a su Madre.
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